Caricias de la vida

Querer no es hacer grandes declaraciones; es decir o hacer cosas sencillas y sin especial motivo…
Por ejemplo:
¿Necesitas algo?, ¿Puedo hacer algo por ti?
Una llamada, una atención, una pequeña sorpresa, una gesto amable.
Es hacer cosas por el otro, sin razón, sin cálculo.
Es aceptar al otro como es; es escucharlo con afecto, es no presionarlo.
Es mirar al otro con los ojos del corazón, con los ojos del alma.
La palabra puede engañar, pero la mirada nunca miente. Es, simplemente, estar ahí, no solo con el cuerpo, sino con el alma.
Es decir: « Te quiero ».
Es no juzgar, no criticar, no condenar.
Es ser capaz de decir:
«Si hubiese estado en tu lugar, no lo habría hecho mejor»
Es poder decir sin envidia:
«Es estupendo lo que has hecho».
Es tan sencillo como eso; no es nada complicado.
Pero si no sentimos amor, nos falta todo en la vida.
Cuando uno tiene el privilegio de querer y de ser querido, la vida es extraordinaria.
Gracias María.
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