EXPERIMENTAR LA PAZ Y EL SILENCIO EN EL DIARIO VIVIR
Son conocidas las historias de muchos místicos que se retiraban a la quietud y silencio de los bosques, a tratar de encontrarse consigo mismos.
En nuestro diario vivir nos encontramos con situaciones que nos demandan tolerar ruido, bullicio y más gente de la que sería conveniente, mezclando su aura con la nuestra en espacios reducidos. Lo más importante en estos casos es encontrar y conservar una continua paz, pues si bien en el silencio podemos aquietarnos y permanecer en paz interior, al retornar a un ambiente más denso sentimos nostalgia por el silencio perdido y el estado particular que experimentamos va dando paso a la tensión habitual.-
Fácil es engañarnos, con que hemos alcanzado alturas espirituales fabulosas en soledad y a cielo abierto, pues nada nos molesta, pero en la agitación cotidiana, volvemos a ser los niños pequeños que nos fastidiamos por todo
¿De qué nos sirve mantenernos en calma cuando estamos solos, sin nada ni nadie que pruebe si esa calma es real?
Para ser real no debiera desaparecer al estar interactuando con otros en cualquier ambiente que sea.
Un aspirante espiritual o discípulo, demuestra su realización, cuando en medio de las dificultades, los problemas cotidianos, los aparentes conflictos y fricciones propias del ego, conserva la calma y puede honrar el silencio que abarque, no solo no quejarse, no manifestar enojo verbal, sino silencio de emociones y silencio mental que es la clase de silencio que nos proporciona verdadera paz.
Podemos comenzar con el silencio externo porque ese ya demuestra que controlamos la lengua, el músculo más difícil de controlar de nuestro cuerpo físico, pero ese es solo el comienzo, pues si interiormente seguimos con el hilo de las quejas, los juicios, las elucubraciones, etc. la paz es solo una aspiración aún inalcanzable, sin embargo lo podemos lograr cuando con intención, observamos, las situaciones en las que perdemos el hilo del silencio interior, para abrumarnos con el parloteo innecesario y fatigoso. El observarnos, lleva a darnos cuenta y de allí poco a poco, podemos ir disminuyendo el parloteo.
Quien busca el silencio interior, puede encontrarlo en medio del bullicio cotidiano, percibiéndolo como a una mariposa en vuelo, y cuando al fin, se posa en el hombro guardarlo en el corazón para que desde allí, obre.
Al permanecer vigilantes y atentos a ese silencio interior, se lograra un vislumbre de paz, entonces, ya no será imperativo buscar la calma en la soledad, porque ya está incorporada en el interior, permitiendo llevar esa paz a los lugares en donde falte, pues ese es el camino del servicio, conseguir un don, experimentarlo y compartirlo en gratuidad.
Muchas Gracias Daniel.
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