¿Es posible abusar del amor?
El amor verdadero no tiene gestos externos, es un dejar fluir la corriente interior. Desde el interior deberían fluir hacia el prójimo las fuerzas del amor desinteresado y de la benevolencia.
Para quien aspire a la espiritualidad en el camino hacia la divinidad, deberá reconocer que el amor verdadero que crece en nosotros no es exagerado; produce alegría interna profunda, franqueza y compenetración con el prójimo. El amor verdadero y por ello divino, no se vanagloria, es reservado y espera; sin embargo, se regala en todo momento donde es necesario y conveniente. Por ello a los verdaderos sabios espirituales, se les considera a menudo como personas frías, faltas de amor y duras, porque no cultivan el amor exagerado, el amor humano, sino el amor desinteresado que fluye desde el interior y que se une con lo interno en el prójimo.
No debemos imponer ninguna presión a nuestro prójimo, tampoco mediante un amor humano exagerado. Muchos creen poder convencer y cautivar con amor, pero eso es abusar del amor. Cada persona tiene su libre albedrío y debe conservarlo.
El amor interno creciente es la fuerza irradiante de Dios, que conduce al silencio interno. El amor interno es una entrega tranquila, que se regala, una comprensión profunda del prójimo. Este amor verdadero, que posee el verdadero iluminado que vive en su interior, no es el amor exagerado que desea experimentar el hombre que se vuelca externamente. El amor exagerado es humano y no da testimonio de reconocimiento profundo ni de sabiduría divina.
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