20 de marzo. Día Internacional sin carne
Es popularmente sabido ya mucho tiempo que la medicina comprobó que una alimentación sin carne es más sana; que la crianza de animales de consumo daña la naturaleza y el clima y que el trato que se da en muchos casos a los animales es cruel e inhumano. No obstante, todo esto no ha hecho disminuir ni la demanda ni el consumo de carne, que ha sido y sigue siendo enorme sobre todo en los países que dicen ser cristianos. Como entre ellos son muy pocos los que piensan que el mandamiento cristiano de “No matarás” incluye a todos los seres vivos, por lo tanto también a los animales, merece la pena hacer un somero análisis de algunos hechos históricos, ya que esto puede ayudar a descubrir las raíces del por qué de esta actitud y a reflexionar sobre si se quiere cambiar.
Siéntase, por un momento, en el lugar de la vaca que se encuentra encerrada en un establo para ser engordada, con sus compañeros que igualmente sufren, pegados los unos a los otros, envenenados por la química que está en los piensos de engorde, y siendo consciente de que el carnicero puede aparecer en cualquier momento, el cual le mata y corta su cuerpo en trocitos como comida de sacrificio, por ejemplo, para obesos dignatarios que manejan el mundo. El destino que se encuentra para estos animales es inevitable: se encuentran a merced del carnicero-hombre, expuesto a su egocentrismo, a la frialdad de sus sensaciones y a su codicia, también a su codicia de obtener beneficio de todo.
El hombre se baña en la sangre de sus congéneres animales para saciar su apetito por la carne y en la caza su deseo de matar. A la mayoría, esto les parece algo natural, pues piensan que los animales están aquí para ser criados, matados y comidos. Así lo quiere la tradición, que nos impide reconocer cuán monstruoso es el régimen de terror que el hombre ejerce en esta Tierra. Si no hubiésemos adormecido nuestra conciencia, notaríamos que se trata de un delito colectivo de dimensiones cósmicas, que no quedará sin consecuencias para el desarrollo de la humanidad, si ésta no se aparta de ello.
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