Contado por Giuseppe Amigoni, el mismo guardia suizo del incidente.
(Tomado de La Stampa)
Recientemente cuando el Papa salía de su departamento en Santa Marta, se encontró con un Guardia Suizo fuera de su Puerta. El Papa, le pregunto qué hacia ahí, y que si había estado despierto toda la noche.
- “Si” contesto respetuosamente el guardia.
- “¿De pie? pregunto el Papa. ¿No se ha cansado?”
- ” Es mi deber Su Santidad, por su seguridad”.
El Papa, lo miro amablemente, regreso a su departamento, y transcurridos algunos minutos regreso nuevamente trayendo entre su manos una silla.
- Al menos siéntese y descanse – dijo.
Muy sorprendido el guardia le respondió:
- ” Discúlpeme Su Santidad, pero no puedo, las reglas no lo permiten”.
- ” ¿Las reglas?” preguntó Francisco.
- ” Mi capitán, Su Santidad “, respondió el Guardia.
- “Bueno, pero yo soy el Papa y le pido que se siente”.
- ” ¿Las reglas?” preguntó Francisco.
- ” Mi capitán, Su Santidad “, respondió el Guardia.
- “Bueno, pero yo soy el Papa y le pido que se siente”.
Un poco más tarde, el Papa regresó con un poco de pan y jamón, lo entrego al guardia y le dijo:
- ” Bon apettit hermano mío “
Al fin un Papa mas humano que representante de lo Divino,que lección de bondad hacia el prójimo .Bravo Francisco tu estas dejando una impronta que no se borrara,eres un verdadero seguidor del Galileo.
ResponderEliminarBien, estamos de acuerdo entonces.
ResponderEliminar