Este es un ejercicio de psicochamanismo que se basa en el conocimiento de que la piel tiene memoria.
La finalidad del mismo es deshacernos de la vieja piel.
Consiste en raspar todo el cuerpo con una lasca de marfil, o sencillamente con una cucharilla de plástico. Este masaje puede durar unas dos horas y debemos centrarnos en cada parte del cuerpo. Hay quien lo hace del centro hacia fuera, como trazando radios de una circunferencia, o quien prefiere trazar una espiral de dentro a fuera. Los movimientos deben ser cortos y ni muy débiles, ni muy fuertes.
Marianne Costa
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Alejandro Jodorowsky en “El maestro y las magas” cuenta su experiencia de raspado con Doña Magdalena:
Alejandro Jodorowsky en “El maestro y las magas” cuenta su experiencia de raspado con Doña Magdalena:
Con los años los innumerables miedos, a morir, a perder a los seres amados, o el territorio, la identidad, el trabajo, la salud, se condensan en forma de minúsculos granos bajo la piel. Por otra parte, las auras de los seis cuerpos impalpables, al ser inhibida su capacidad de expansión, se encogen una sobre otra hasta formar una coraza invisible pegada a la piel que nos impide unirnos al verdadero mundo, no aquel que es pensado sino el que nos piensa… Esta armadura te encierra separándote de los otros, de tu planeta, del cosmos. Te hace vivir en la infernal oscuridad, porque la luz del alma es la unión. Vas a darte cuenta de que el cuerpo humano es inmenso; rasparlo entero exige no menos de tres horas. Y aun así, para quitarte el miedo y sacarte del calabozo carnal, una sesión no basta: tendremos que repetirla nueve veces más.
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