ESTE BLOG ES DIFERENTE Y SERÁ ÚTIL PARA AQUELLAS PERSONAS QUE ANHELAN LIBERARSE DE CARGAS DEL PASADO Y ELEVAR SU VIBRACIÓN. SUBIRÉ TÉCNICAS PARA SENTIRNOS MEJOR EMOCIONAL Y SICOLÓGICAMENTE. MOSTRARÉ UNA PARTE DE TODO AQUELLO QUE ME AYUDÓ A IR SANANDO DEMASIADO DOLOR. UNIDO A LO QUE ATAÑE AL ESPÍRITU, COMO CANALIZACIONES Y DEMÁS... SOMOS SERES ESPIRITUALES VIVIENDO UNA EXPERIENCIA ACÁ EN LA TIERRA. MIS BENDICIONES ESTÁN CON CADA UNO DE USTEDES.
EL ARTE DE VIVIR!!!
En la vida todo es arte, o al menos así lo he sentido siempre. Cada cosa, cada detalle, precisa la mirada de un artista. El simple hecho de movernos requiere de gracia, de una gracia especial. No es igual si caminamos como autómatas, que si nos deslizamos como gacelas. El sencillo acto de sorber un vaso de agua por ejemplo, será muy diferente si lo hacemos sintiendo cómo corre por dentro nuestro, y percibimos la diferencia entre antes de tomarla y después, o contemplamos el cristal de la copa haciéndolo jugar con las luces que nos rodean, todo, absolutamente todo, es arte. En fin, podría seguir Ad Infinitum, pero esta vez sólo quise compartir la idea que tengo. Claro que si profundizamos, vivir es todo un arte!. Aprendí a sanarme y a sanar, eso también es Arte. Existen mil y una vicisitudes y maravillas en la existencia, a través de las cuales debemos aprender a movernos con arte precisamente, tantas, que me asombró encontrar disponible el título.
SEAN TODOS USTEDES MUY BIENVENIDOS!!!
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ADVERTENCIA
Todos los mensajes aquí expuestos son para el crecimiento espiritual. El discernimiento personal es un requerimiento para leerlos. Si no resuenan con su corazón, deséchelos.
domingo, 8 de diciembre de 2013
Pasó a la historia el emotivo discurso de posesión de Nelson Mandela en 1994
Después de 342 años de dominación blanca y 46 de dura segregación racial, Nelson Mandela se convirtió el 10 de mayo de 1994 en el primer presidente negro de Sudáfrica. CARACOL | JUNIO 24 DE 2013
En su histórico discurso de asunción, este símbolo de la lucha contra el odioso régimen de «apartheid» abogó ante personalidades de todo el mundo por la reconciliación racial y asumió que sólo la prosperidad económica lograría unir a un país multicultural y multiétnico, desgarrado por viejos odios y violencias.
Nacido el 18 de julio de 1918, comenzó a cursar la escuela secundaria en el Colegio Universitario de Fort Hare, donde conoció a otro emblema de la lucha contra la segregación: Oliver Tambo. Ambos fueron expulsados en 1940 tras una huelga estudiantil y juntos fundaron en 1944 la rama juvenil del Congreso Nacional Africano y más tarde, en 1961, el brazo armado del CNA («La lanza de la nación»).
Arrestado varias veces por sus actividades, en 1962 ingresó por última vez en prisión, donde pasaría 27 años. Su injusta situación generó un clamor internacional, pero el régimen blanco se negaba a liberarlo si antes no renunciaba a su causa.
Recién en 1990 el presidente Frederik Willem de Klerk lo sacó de prisión sin condiciones para iniciar una compleja transición. Un año más tarde se derogó el régimen segregacionista, en 1993 De Klerk y Mandela recibieron el Premio Nobel de la Paz, y en 1994 Mandela ganó las primeras elecciones libres en la historia del país.
En el día de hoy, todos nosotros, mediante nuestra presencia aquí y mediante celebraciones en otras partes de nuestro país y del mundo, conferimos esplendor y esperanza a la libertad recién nacida. De la experiencia de una desmesurada catástrofe humana que ha durado demasiado tiempo debe nacer una sociedad de la que toda la Humanidad se sienta orgullosa.
Nuestros actos diarios como sudafricanos comunes deben producir una auténtica realidad sudafricana que reafirme la creencia de la Humanidad en la justicia, refuerce su confianza en la nobleza del alma humana y dé aliento a todas nuestras esperanzas de una vida espléndida para todos. Todo esto nos lo debemos a nosotros mismos y se lo debemos a los pueblos del mundo que tan bien representados están hoy aquí.
Sin la menor vacilación digo a mis compatriotas que cada uno de nosotros está íntimamente arraigado en el suelo de este hermoso país, igual que lo están los famosos jacarandás de Pretoria y las mimosas del Bushveld. Cada vez que uno de nosotros toca el suelo de esta tierra, experimentamos una sensación de renovación personal. El clima de la nación cambia a medida que lo hacen también las estaciones. Una sensación de júbilo y euforia nos conmueve cuando la hierba se torna verde y las flores se abren. Esa unidad espiritual y física que todos compartimos con esta patria común explica la profundidad del dolor que albergamos en nuestro corazón al ver cómo nuestro país se hacía pedazos a causa de un terrible conflicto, al verlo rechazado, proscripto y aislado por los pueblos del mundo, precisamente por haberse convertido en la sede universal de la ideología y la práctica perniciosas del racismo y la opresión racial.
Nosotros, el pueblo sudafricano, nos sentimos satisfechos de que la Humanidad haya vuelto a acogernos en su seno; de que nosotros, que no hace tanto estábamos proscriptos, hayamos recibido hoy el inusitado privilegio de ser los anfitriones de las naciones del mundo en nuestro propio territorio. Les damos las gracias a todos nuestros distinguidos huéspedes internacionales por haber acudido a tomar posesión, junto con el pueblo de nuestro país, de lo que es, a fin de cuentas, una victoria común de la justicia, de la paz, de la dignidad humana. Confiamos en que continuarán ofreciéndonos su apoyo a medida que nos enfrentemos a los retos de la construcción de la paz, la prosperidad, la democracia, la erradicación del sexismo y del racismo.
Apreciamos hondamente el papel que el conjunto de nuestro pueblo, así como sus líderes de masas, políticos, religiosos, jóvenes, empresarios, tradicionales y muchos otros, tanto hombres como mujeres, han desempeñado para provocar este desenlace. De entre todos ellos, mi segundo vicepresidente, el honorable F.W. de Klerk, es uno de los más significativos. También nos gustaría rendir tributo a nuestras fuerzas de seguridad, a todas sus filas, por el distinguido papel que han desempeñado en la salvaguarda de nuestras primeras elecciones democráticas, así como de la transición a la democracia, protegiéndonos de fuerzas sanguinarias que continúan negándose a ver la luz.
Ha llegado el momento de curar las heridas. El momento de salvar los abismos que nos dividen.Nos ha llegado el momento de construir. Al fin hemos logrado la emancipación política. Nos comprometemos a liberar a todo nuestro pueblo del persistente cautiverio de la pobreza, las privaciones, el sufrimiento, la discriminación de género así como de cualquier otra clase. Hemos logrado dar los últimos pasos hacia la libertad en relativas condiciones de paz. Nos comprometemos a construir una paz completa, justa y perdurable. Hemos triunfado en nuestro intento de implantar esperanza en el seno de millones de los nuestros. Contraemos el compromiso de construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, tanto negros como blancos, puedan caminar con la cabeza alta, sin ningún miedo en el corazón, seguros de contar con el derecho inalienable a la dignidad humana: una nación irisada, en paz consigo misma y con el mundo.
Como muestra de este compromiso de renovación de nuestro país, el nuevo gobierno provisional de unidad nacional, puesto que es apremiante, aborda el tema de la amnistía para gente nuestra de diversa condición que actualmente se encuentra cumpliendo condena. Dedicamos el día de hoy a todos los héroes y las heroínas de este país y del resto del mundo que se han sacrificado de numerosas formas y han ofrendado su vida para que pudiéramos ser libres. Sus sueños se han hecho realidad. La libertad es su recompensa. Nos sentimos a la par humildes y enaltecidos por el honor y el privilegio que ustedes, el pueblo sudafricano, nos han conferido como primer presidente de una Sudáfrica unida, democrática, no racista y no sexista, para conducir a nuestro país fuera de este valle de oscuridad.
Aun así, somos conscientes de que el camino hacia la libertad no es sencillo. Bien sabemos que ninguno de nosotros puede lograr el éxito actuando en soledad. Por consiguiente, debemos actuar en conjunto, como un pueblo unido, para lograr la reconciliación nacional y la construcción de la nación, para alentar el nacimiento de un nuevo mundo.
Que haya justicia para todos. Que haya paz para todos. Que haya trabajo, pan, agua y sal para todos. Que cada uno de nosotros sepa que todo cuerpo, toda mente y toda alma han sido liberados para que puedan sentirse realizados. Nunca, nunca jamás volverá a suceder que esta hermosa tierra experimente de nuevo la opresión de los unos sobre los otros, ni que sufra la humillación de ser la escoria del mundo. Que impere la libertad. El sol jamás se pondrá sobre un logro humano tan esplendoroso. Que Dios bendiga a Africa. Muchas gracias.En su toma de posesión el 10 de mayo 1994 como presidente electo de ese país pronunció uno de los discursos más cortos y más bello de la humanidad y citó el siguiente poema, escrito por: Marianne Williamson.
'Nuestro temor más profundo no es que somos meramente idóneos.
Nuestro temor más profundo es que tenemos poder más allá de toda medida.
Es nuestra luz o nuestras tinieblas, lo que nos atemoriza.
Nos preguntamos¿quién soy para ser brillante, maravilloso, talentoso y fabuloso?.
En realidad ¿quién eres para no serlo?
Sois los niños de Dios.
Si actuáis de forma pequeña de nada le sirven al mundo.
No es un acto iluminado encogerse para que las otras personas a vuestro alrededor no se sientan inseguras.
Hemos nacido para manifestar la gloria de Dios que se halla en nosotros.
No en algunos de nosotros está en todos.
Y cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente le damos permiso a la otra gente para que haga lo mismo.
A medida que nos liberamos de nuestro propio temor, nuestra presencia automáticamente libera a los demás'.
Nacido el 18 de julio de 1918, comenzó a cursar la escuela secundaria en el Colegio Universitario de Fort Hare, donde conoció a otro emblema de la lucha contra la segregación: Oliver Tambo. Ambos fueron expulsados en 1940 tras una huelga estudiantil y juntos fundaron en 1944 la rama juvenil del Congreso Nacional Africano y más tarde, en 1961, el brazo armado del CNA («La lanza de la nación»).
Arrestado varias veces por sus actividades, en 1962 ingresó por última vez en prisión, donde pasaría 27 años. Su injusta situación generó un clamor internacional, pero el régimen blanco se negaba a liberarlo si antes no renunciaba a su causa.
Recién en 1990 el presidente Frederik Willem de Klerk lo sacó de prisión sin condiciones para iniciar una compleja transición. Un año más tarde se derogó el régimen segregacionista, en 1993 De Klerk y Mandela recibieron el Premio Nobel de la Paz, y en 1994 Mandela ganó las primeras elecciones libres en la historia del país.
En el día de hoy, todos nosotros, mediante nuestra presencia aquí y mediante celebraciones en otras partes de nuestro país y del mundo, conferimos esplendor y esperanza a la libertad recién nacida. De la experiencia de una desmesurada catástrofe humana que ha durado demasiado tiempo debe nacer una sociedad de la que toda la Humanidad se sienta orgullosa.
Nuestros actos diarios como sudafricanos comunes deben producir una auténtica realidad sudafricana que reafirme la creencia de la Humanidad en la justicia, refuerce su confianza en la nobleza del alma humana y dé aliento a todas nuestras esperanzas de una vida espléndida para todos. Todo esto nos lo debemos a nosotros mismos y se lo debemos a los pueblos del mundo que tan bien representados están hoy aquí.
Sin la menor vacilación digo a mis compatriotas que cada uno de nosotros está íntimamente arraigado en el suelo de este hermoso país, igual que lo están los famosos jacarandás de Pretoria y las mimosas del Bushveld. Cada vez que uno de nosotros toca el suelo de esta tierra, experimentamos una sensación de renovación personal. El clima de la nación cambia a medida que lo hacen también las estaciones. Una sensación de júbilo y euforia nos conmueve cuando la hierba se torna verde y las flores se abren. Esa unidad espiritual y física que todos compartimos con esta patria común explica la profundidad del dolor que albergamos en nuestro corazón al ver cómo nuestro país se hacía pedazos a causa de un terrible conflicto, al verlo rechazado, proscripto y aislado por los pueblos del mundo, precisamente por haberse convertido en la sede universal de la ideología y la práctica perniciosas del racismo y la opresión racial.
Nosotros, el pueblo sudafricano, nos sentimos satisfechos de que la Humanidad haya vuelto a acogernos en su seno; de que nosotros, que no hace tanto estábamos proscriptos, hayamos recibido hoy el inusitado privilegio de ser los anfitriones de las naciones del mundo en nuestro propio territorio. Les damos las gracias a todos nuestros distinguidos huéspedes internacionales por haber acudido a tomar posesión, junto con el pueblo de nuestro país, de lo que es, a fin de cuentas, una victoria común de la justicia, de la paz, de la dignidad humana. Confiamos en que continuarán ofreciéndonos su apoyo a medida que nos enfrentemos a los retos de la construcción de la paz, la prosperidad, la democracia, la erradicación del sexismo y del racismo.
Apreciamos hondamente el papel que el conjunto de nuestro pueblo, así como sus líderes de masas, políticos, religiosos, jóvenes, empresarios, tradicionales y muchos otros, tanto hombres como mujeres, han desempeñado para provocar este desenlace. De entre todos ellos, mi segundo vicepresidente, el honorable F.W. de Klerk, es uno de los más significativos. También nos gustaría rendir tributo a nuestras fuerzas de seguridad, a todas sus filas, por el distinguido papel que han desempeñado en la salvaguarda de nuestras primeras elecciones democráticas, así como de la transición a la democracia, protegiéndonos de fuerzas sanguinarias que continúan negándose a ver la luz.
Ha llegado el momento de curar las heridas. El momento de salvar los abismos que nos dividen.Nos ha llegado el momento de construir. Al fin hemos logrado la emancipación política. Nos comprometemos a liberar a todo nuestro pueblo del persistente cautiverio de la pobreza, las privaciones, el sufrimiento, la discriminación de género así como de cualquier otra clase. Hemos logrado dar los últimos pasos hacia la libertad en relativas condiciones de paz. Nos comprometemos a construir una paz completa, justa y perdurable. Hemos triunfado en nuestro intento de implantar esperanza en el seno de millones de los nuestros. Contraemos el compromiso de construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, tanto negros como blancos, puedan caminar con la cabeza alta, sin ningún miedo en el corazón, seguros de contar con el derecho inalienable a la dignidad humana: una nación irisada, en paz consigo misma y con el mundo.
Como muestra de este compromiso de renovación de nuestro país, el nuevo gobierno provisional de unidad nacional, puesto que es apremiante, aborda el tema de la amnistía para gente nuestra de diversa condición que actualmente se encuentra cumpliendo condena. Dedicamos el día de hoy a todos los héroes y las heroínas de este país y del resto del mundo que se han sacrificado de numerosas formas y han ofrendado su vida para que pudiéramos ser libres. Sus sueños se han hecho realidad. La libertad es su recompensa. Nos sentimos a la par humildes y enaltecidos por el honor y el privilegio que ustedes, el pueblo sudafricano, nos han conferido como primer presidente de una Sudáfrica unida, democrática, no racista y no sexista, para conducir a nuestro país fuera de este valle de oscuridad.
Aun así, somos conscientes de que el camino hacia la libertad no es sencillo. Bien sabemos que ninguno de nosotros puede lograr el éxito actuando en soledad. Por consiguiente, debemos actuar en conjunto, como un pueblo unido, para lograr la reconciliación nacional y la construcción de la nación, para alentar el nacimiento de un nuevo mundo.
Que haya justicia para todos. Que haya paz para todos. Que haya trabajo, pan, agua y sal para todos. Que cada uno de nosotros sepa que todo cuerpo, toda mente y toda alma han sido liberados para que puedan sentirse realizados. Nunca, nunca jamás volverá a suceder que esta hermosa tierra experimente de nuevo la opresión de los unos sobre los otros, ni que sufra la humillación de ser la escoria del mundo. Que impere la libertad. El sol jamás se pondrá sobre un logro humano tan esplendoroso. Que Dios bendiga a Africa. Muchas gracias.En su toma de posesión el 10 de mayo 1994 como presidente electo de ese país pronunció uno de los discursos más cortos y más bello de la humanidad y citó el siguiente poema, escrito por: Marianne Williamson.
'Nuestro temor más profundo no es que somos meramente idóneos.
Nuestro temor más profundo es que tenemos poder más allá de toda medida.
Es nuestra luz o nuestras tinieblas, lo que nos atemoriza.
Nos preguntamos¿quién soy para ser brillante, maravilloso, talentoso y fabuloso?.
En realidad ¿quién eres para no serlo?
Sois los niños de Dios.
Si actuáis de forma pequeña de nada le sirven al mundo.
No es un acto iluminado encogerse para que las otras personas a vuestro alrededor no se sientan inseguras.
Hemos nacido para manifestar la gloria de Dios que se halla en nosotros.
No en algunos de nosotros está en todos.
Y cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente le damos permiso a la otra gente para que haga lo mismo.
A medida que nos liberamos de nuestro propio temor, nuestra presencia automáticamente libera a los demás'.
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