ESTE BLOG ES DIFERENTE Y SERÁ ÚTIL PARA AQUELLAS PERSONAS QUE ANHELAN LIBERARSE DE CARGAS DEL PASADO Y ELEVAR SU VIBRACIÓN. SUBIRÉ TÉCNICAS PARA SENTIRNOS MEJOR EMOCIONAL Y SICOLÓGICAMENTE. MOSTRARÉ UNA PARTE DE TODO AQUELLO QUE ME AYUDÓ A IR SANANDO DEMASIADO DOLOR. UNIDO A LO QUE ATAÑE AL ESPÍRITU, COMO CANALIZACIONES Y DEMÁS... SOMOS SERES ESPIRITUALES VIVIENDO UNA EXPERIENCIA ACÁ EN LA TIERRA. MIS BENDICIONES ESTÁN CON CADA UNO DE USTEDES.
EL ARTE DE VIVIR!!!
En la vida todo es arte, o al menos así lo he sentido siempre. Cada cosa, cada detalle, precisa la mirada de un artista. El simple hecho de movernos requiere de gracia, de una gracia especial. No es igual si caminamos como autómatas, que si nos deslizamos como gacelas. El sencillo acto de sorber un vaso de agua por ejemplo, será muy diferente si lo hacemos sintiendo cómo corre por dentro nuestro, y percibimos la diferencia entre antes de tomarla y después, o contemplamos el cristal de la copa haciéndolo jugar con las luces que nos rodean, todo, absolutamente todo, es arte. En fin, podría seguir Ad Infinitum, pero esta vez sólo quise compartir la idea que tengo. Claro que si profundizamos, vivir es todo un arte!. Aprendí a sanarme y a sanar, eso también es Arte. Existen mil y una vicisitudes y maravillas en la existencia, a través de las cuales debemos aprender a movernos con arte precisamente, tantas, que me asombró encontrar disponible el título.
SEAN TODOS USTEDES MUY BIENVENIDOS!!!
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ADVERTENCIA
Todos los mensajes aquí expuestos son para el crecimiento espiritual. El discernimiento personal es un requerimiento para leerlos. Si no resuenan con su corazón, deséchelos.
lunes, 6 de febrero de 2012
Difamar es Emitir juicios apresurados
de la vida y conducta de alguien.
por kratu Yogananda .
LA DIFAMACIÓN
Hablar mal del prójimo es sin duda uno de los defectos más grandes que una persona puede tener. Esta actitud negativa, alimentada por la costumbre de entrometerse en la vida de los demás, es una de las más reprobables. En nuestra sociedad desgraciadamente se considera como algo natural el cotilleo, el hacer comentarios sobre lo que las demás personas hacen. Esta práctica es ciertamente incompatible con un camino de crecimiento personal, no digamos con un camino de espiritualidad. El respeto a la intimidad de cada cual, y a su libertad, es algo que brilla por su ausencia en nuestros pueblos y ciudades. Lo grave es que la mayoría de la gente lo ve como algo propio de la naturaleza humana, y por lo tanto algo inevitable con lo que todos hemos de convivir. Pero una cosa es un simple comentario sobre un hecho llamativo, y otra cosa es la crítica destructiva que sólo sirve para hacer daño.
Hay mucho trabajo que hacer para educar a la gente y hacerle comprender que el vivir la propia vida dejando que cada cual viva la suya como quiera, es algo imprescindible para una sociedad positiva. Claro está que nos referimos a hechos o actitudes que no representan una amenaza o un daño para las demás personas. Lo que hay que aprender es a no juzgar y mucho menos condenar a los demás. Nadie está libre de pecado, nadie es perfecto, y el que lo sea, que tire la primera piedra. La mayoría de las veces los que más critican son los que menos autoridad moral tienen para hacerlo.
Si quieres ser una persona positiva, deberás evitar por todos los medios hablar mal de los demás, alentar a los que difaman prestando atención a sus cotilleos, y aprender a no perder la serenidad por muy mal que hablen de ti. Cuídate de aquella persona, por muy amiga tuya que sea que suela hablarte mal de otra, pues de la misma manera que lo hace de ella, puede hacerlo en cualquier momento de ti. El que acostumbra despellejar al prójimo con su mala lengua, no hace distinciones y cualquiera puede ser víctima de su bajeza.
Nadie tiene derecho a difamar a nadie, aunque lo que diga se base en un hecho cierto. Obviamente, la difamación es aún peor si se basa en la calumnia, y muchas veces así es.
No consientas que nadie se acerque a ti para difamar al prójimo, no caigas en sus redes, no te dejes arrastrar por su negatividad. Evita escuchar las habladurías, porque éstas generan vibraciones muy negativas que pueden desarmonizarte y hacerte daño. Además, no olvides que los difamadores no son gente de fiar. Nunca, nunca te hagas eco de las habladurías, porque en tal caso tú también te harás acreedor a los perjuicios que esto produce. Por el contrario, escucha a los que hablan en forma positiva, y hazte eco de esas positividades. Cuando un difamador se acerque a ti, dile que no puedes atenderle, que tú vives tu propia vida, que bastante tienes con tu lucha particular, como para andarte metiendo en la de los demás. De esa manera conseguirás dos cosas muy importantes al mismo tiempo: darle una lección al maldiciente, y protegerte de su influencia negativa.
Hay mucho trabajo que hacer para educar a la gente y hacerle comprender que el vivir la propia vida dejando que cada cual viva la suya como quiera, es algo imprescindible para una sociedad positiva. Claro está que nos referimos a hechos o actitudes que no representan una amenaza o un daño para las demás personas. Lo que hay que aprender es a no juzgar y mucho menos condenar a los demás. Nadie está libre de pecado, nadie es perfecto, y el que lo sea, que tire la primera piedra. La mayoría de las veces los que más critican son los que menos autoridad moral tienen para hacerlo.
Si quieres ser una persona positiva, deberás evitar por todos los medios hablar mal de los demás, alentar a los que difaman prestando atención a sus cotilleos, y aprender a no perder la serenidad por muy mal que hablen de ti. Cuídate de aquella persona, por muy amiga tuya que sea que suela hablarte mal de otra, pues de la misma manera que lo hace de ella, puede hacerlo en cualquier momento de ti. El que acostumbra despellejar al prójimo con su mala lengua, no hace distinciones y cualquiera puede ser víctima de su bajeza.
Nadie tiene derecho a difamar a nadie, aunque lo que diga se base en un hecho cierto. Obviamente, la difamación es aún peor si se basa en la calumnia, y muchas veces así es.
No consientas que nadie se acerque a ti para difamar al prójimo, no caigas en sus redes, no te dejes arrastrar por su negatividad. Evita escuchar las habladurías, porque éstas generan vibraciones muy negativas que pueden desarmonizarte y hacerte daño. Además, no olvides que los difamadores no son gente de fiar. Nunca, nunca te hagas eco de las habladurías, porque en tal caso tú también te harás acreedor a los perjuicios que esto produce. Por el contrario, escucha a los que hablan en forma positiva, y hazte eco de esas positividades. Cuando un difamador se acerque a ti, dile que no puedes atenderle, que tú vives tu propia vida, que bastante tienes con tu lucha particular, como para andarte metiendo en la de los demás. De esa manera conseguirás dos cosas muy importantes al mismo tiempo: darle una lección al maldiciente, y protegerte de su influencia negativa.
Del ataque de los difamadores no se han librado ni los propios Grandes Maestros o místicos. Buda fue acusado de muchas cosas, tuvo que soportar horribles calumnias. Para sus enemigos, cualquier cosa era válida para desacreditarle y apartarle de su misión. El propio Jesucristo tuvo que sufrir la calumnia y el falso testimonio. Normalmente todo aquel que emprende algún camino espiritual, es más tarde o más temprano criticado. Recordemos el caso de la madre Teresa de Calcuta, que como sabemos dedicó su vida a los pobres enfermos a los que nadie atendía. Y aún así fue muy criticada por algunos, que la acusaban de protagonismo o de querer beneficiarse de alguna manera de su labor. Ella nunca se preocupó de defenderse o luchar contra esos difamadores. Decía que mientras ellos perdían el tiempo difamándola, ella hacía su trabajo. Ciertamente no merece la pena emplear ni un minuto en darle importancia a esas personas tan negativas. Si alguna vez eres difamado como consecuencia de tu labor espiritual, refúgiate en tu fe y en tu Amor y sigue adelante. Ya se cansarán de hablar mal. No te dejes influir en ningún momento por su negatividad, sigue adelante y perdónales porque no saben lo que están haciendo
La persona positiva no hace críticas negativas, no juzga ni condena alegremente a sus semejantes. Nadie es quien para juzgar los errores ajenos. Hipócrita es el que mira la viga en el ojo ajeno sin quitar antes la que él mismo tiene en el suyo.
La persona positiva no hace críticas negativas, no juzga ni condena alegremente a sus semejantes. Nadie es quien para juzgar los errores ajenos. Hipócrita es el que mira la viga en el ojo ajeno sin quitar antes la que él mismo tiene en el suyo.
La lengua es un arma poderosa. La calumnia usa ese poder para hacer mucho daño.
Antes de hablar de otro, pensemos, si te gustaría que hablen así de nosotros.
Definiendo concepto y consecuencias de una CALUMNIA:
jamás habléis de alguien que no esté presente para defenderse.
Hablar de los demás es una práctica común, incluso aunque se tenga muy poca base y no tengamos argumentos, emitimos juicios en contra de las personas sólo por simples sospechas o por comentarios aislados que ciertas personas acostumbran hacer de sus semejantes, , generados muchas por personas rencorosas y frustradas que se sienten aliviadas hablando mal de los demás. La maledicencia, la calumnia y el chisme se ha convertido en el deporte favorito de la lengua humanidad moderna, prueba de ello son los programa de farándula en la tv.
Hay gente que se pasa horas hablando o murmurando de otras personas, y muchas veces sin darse cuenta del error que están cometiendo, y lo peor es que ellos juran que no son chismosos. Cuando se genera un rumor, la bola va creciendo y cada persona por la que pasa va añadiendo algo de su propia cosecha y el mensaje original se ha convertido en algo irreconocible.
La estructura del chisme lo conforman: El chismoso, el receptor de la habladuría y la víctima.
El que murmura hace daño a tres personas: a él mismo, al que escucha sin desmentir al hablante, y a la persona de quien se murmura. La calumnia, ésta es considerada como un modo de difamación que destruye a la persona afectada, no sólo por las heridas que produce, sino por la dificultad de repararlas. Aunque a uno le importe poco la opinión ajena, la calumnia abre las puertas a la duda. La calumnia tiene su mejor cómplice en el “piensa mal” y hace tambalearse hasta las más firmes convicciones acerca de la rectitud o la honradez de una persona.
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