EL ARTE DE VIVIR!!!

En la vida todo es arte, o al menos así lo he sentido siempre. Cada cosa, cada detalle, precisa la mirada de un artista. El simple hecho de movernos requiere de gracia, de una gracia especial. No es igual si caminamos como autómatas, que si nos deslizamos como gacelas. El sencillo acto de sorber un vaso de agua por ejemplo, será muy diferente si lo hacemos sintiendo cómo corre por dentro nuestro, y percibimos la diferencia entre antes de tomarla y después, o contemplamos el cristal de la copa haciéndolo jugar con las luces que nos rodean, todo, absolutamente todo, es arte. En fin, podría seguir Ad Infinitum, pero esta vez sólo quise compartir la idea que tengo. Claro que si profundizamos, vivir es todo un arte!. Aprendí a sanarme y a sanar, eso también es Arte. Existen mil y una vicisitudes y maravillas en la existencia, a través de las cuales debemos aprender a movernos con arte precisamente, tantas, que me asombró encontrar disponible el título.

SEAN TODOS USTEDES MUY BIENVENIDOS!!!

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ADVERTENCIA

Todos los mensajes aquí expuestos son para el crecimiento espiritual. El discernimiento personal es un requerimiento para leerlos. Si no resuenan con su corazón, deséchelos.

martes, 14 de febrero de 2012


La soledad y San Valentín

No sólo es especial para quienes tienen con quién compartirlo, los solos también pueden aprovechar al santo patrono del amor; ¡Este día invitá a reflexionar a tu corazón!

En este mes, celebramos el día de San Valentín o de los enamorados, en el que seguramente los que tienen pareja se regalarán flores, animalitos de peluche, chocolates, y muchos de ellos cenarán a la luz de las velas. Es un lindo día para hacerles un homenaje al amor, a la ternura y al compromiso de elegirse, todos los días, para continuar juntos.

Sin embargo, frente a toda esta felicidad y romanticismo, estimulado además por todos los medios, hay muchas personas que están solas y que no podrán celebrar porque, literalmente, no tienen con quién.
Al igual que en Navidad, Año Nuevo y cualquier otra fecha de gran influencia mediática, es muy difícil alejarse de lo que se supone debiéramos sentir ese día y, claramente, San Valentín invita a los suspiros, al romanticismo y a la tremenda nostalgia de querer más que otros días un fuerte abrazo y un beso, desde la más profunda ternura y con mucha pasión.

ES UN MOMENTO IDEAL PARA EVALUAR CUANTA IMPORTANCIA LE DAMOS AL AMOR DE PAREJA EN NUESTRAS VIDAS Y CUANTO ESTAMOS DISPUESTOS A VENCER NUESTROS MIEDOS PARA LLEGAR A CONSOLIDAR UNA LINDA RELACION

Gran desafío, entonces, para los que estamos solos. Quizás, debamos aprovechar la invitación para agradecer los amores que hemos tenido y, sobre todo, reflexionar y rescatar los aprendizajes que hemos tenido con ellos, para decretar en lo más profundo de nuestro corazón –si es que así lo queremos– que el próximo año estaremos acompañados. Y no por cualquier persona, sino por una que nos hará sentir que encontramos al compañero que anhelábamos para que camine con nosotros por la vida.
Si no queremos pareja, entonces no debiera ser una fecha melancólica, sino un día más, como cualquier otro, sin ningún tipo de resonancia en nuestros afectos (y nuestro corazón).
El día de los enamorados puede ser una instancia de reflexión, de agradecimiento y, sobre todo, de entendimiento. Es un momento ideal para evaluar cuánta importancia le damos al amor de pareja en nuestras vidas y cuánto estamos dispuestos a vencer nuestros miedos para llegar a consolidar una linda relación.
En un mundo que vive acelerado, sin mucha paciencia, donde la tolerancia se reduce a casi cero y el temor al compromiso nos impide muchas veces configurar una relación plena y sana, poder celebrar este día es un regalo. No importa si se tiene con quién o no, porque abrir el corazón, como para que pueda ocurrir, es una buena decisión que nos puede llevar a celebrar, aunque sea en silencio, el día de los enamorados.
Dicen que en la vida es prudente tener miedo, pero es de valientes vencerlo. Cuántos de nosotros dejamos muchas posibilidades de poder amar de verdad por miedo. Vencerlo, confiar y cuánto nos entregamos parece ser el centro de nuestra existencia. Hay que tener valentía para volver a amar y para vivir el riesgo de no saber qué va a pasar. Dejarlo ir puede ser un gran error. El amor es ausencia de miedo y llegar a caminar por ese sendero no es nada fácil. Eso sí, hay que preguntarle al corazón si está preparado.
San Valentín es además un buen día para perdonarse, intentar comprender al otro y pensar en nuestras historias de amor. Si hay alguien, no hay que perder la maravillosa oportunidad de decirle cuánto lo amamos, algo que debiéramos hacer siempre; y si no lo hay, es un buen momento para recordar, para decretar qué es lo que queremos y pensar si estamos preparados para recibir un nuevo amor. Y, quizás, el próximo año celebremos desde la otra orilla.

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