EL ARTE DE VIVIR!!!

En la vida todo es arte, o al menos así lo he sentido siempre. Cada cosa, cada detalle, precisa la mirada de un artista. El simple hecho de movernos requiere de gracia, de una gracia especial. No es igual si caminamos como autómatas, que si nos deslizamos como gacelas. El sencillo acto de sorber un vaso de agua por ejemplo, será muy diferente si lo hacemos sintiendo cómo corre por dentro nuestro, y percibimos la diferencia entre antes de tomarla y después, o contemplamos el cristal de la copa haciéndolo jugar con las luces que nos rodean, todo, absolutamente todo, es arte. En fin, podría seguir Ad Infinitum, pero esta vez sólo quise compartir la idea que tengo. Claro que si profundizamos, vivir es todo un arte!. Aprendí a sanarme y a sanar, eso también es Arte. Existen mil y una vicisitudes y maravillas en la existencia, a través de las cuales debemos aprender a movernos con arte precisamente, tantas, que me asombró encontrar disponible el título.

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ADVERTENCIA

Todos los mensajes aquí expuestos son para el crecimiento espiritual. El discernimiento personal es un requerimiento para leerlos. Si no resuenan con su corazón, deséchelos.

domingo, 5 de enero de 2014

El valor de los lugares sagrados
por Alejandro Abruj  
para el diario LA NACION


El relato bíblico le dedica solamente un capítulo a la descripción de cómo Dios crea todo el Universo, en apenas 30 renglones (Génesis, 1).
Sin embargo, la descripción del primer santuario, el primer templo creado por el pueblo de Israel durante la travesía por el desierto, el cual era una humilde tienda transportable, le lleva a la Biblia nada menos que 25 extensísimos capítulos (Éxodo 25-40 y Levítico 1-9).
Que el hombre pueda hacer un lugar para Dios en el mundo es mucho más difícil y complejo de lo que es para Dios hacer un mundo entero para el hombre.
Aun cuando se trate sólo de una tienda en un desierto, pero consagrada a Dios, es suficiente para que ese lugar sea considerado sagrado.
No tiene que ver con lo imponente ni con lo estético. Ni siquiera con el lugar geográfico.
El solo hecho de que un hombre que ha sido agraciado con un mundo frente a él para disfrutar decida dedicar un pequeño lugar de ese mundo para agradecer y bendecir lo transforma en un lugar sagrado.
La dimensión de lo sagrado nace cuando transformamos lo que nos rodea en algo único, diferente del resto, distinto de lo cotidiano, a través de la creatividad de nuestras manos, la dulzura de nuestros labios y la iluminación de nuestra alma.
Podemos hacer que el tiempo sea sagrado, que un alma a la que amamos sea sagrada y también transformar un lugar en algo diferente y trascendente.
La transformación de lo rutinario en algo sagrado es un arte. No depende ni es exclusivo de una religión ni de la religiosidad en general. Tiene que ver con la disposición espiritual de hacer de esta tierra algo más parecido al cielo.
El Talmud nos enseña que desde que se destruyó el Gran Templo de Jerusalén (en el año 70) y el pueblo judío fue enviado al exilio, hace 2000 años, cada casa de familia es un templo sagrado; cada padre, un sacerdote, y cada mesa, un altar.
Es por eso que el Templo más sagrado, el del hogar, es el lugar donde podemos ver a Dios cara a cara, en los ojos de quienes amamos.
El autor es rabino de la Fundación Judaica

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