LA EDAD:                             

Kratu Yogananda

 Hay personas que viven preocupadas por las huellas que el paso del tiempo deja en su cuerpo físico. Todos sabemos que el envejecimiento es un proceso natural que empieza desde el momento del nacimiento. Cada segundo que pasa somos un poco más viejos. También hay que aprender a tener una actitud positiva respecto a la edad. Muchos seres humanos cuando son niños, anhelan llegar a la edad adulta, y este deseo es aún más fuerte en los adolescentes. Para ellos el ser adultos es sinónimo de más libertad de movimientos, de independencia respecto a sus padres. Luego, cuando ya lo son, los problemas que encuentran en su vida les hacen anhelar los tiempos pasados. Puede que en más de una ocasión deseen volver a los años despreocupados de la infancia. Pero el tiempo pasa inexorablemente y cada ser humano ha de adaptarse a su nueva condición. En esta sociedad nuestra se tiende a menospreciar a los ancianos a quienes los jóvenes miran con desdén, ya que para ellos representan lo que nunca quisieran llegar a ser. El caso es que nos encontramos en un mundo en el que mucha gente se avergüenza de ser mayor.       De ahí la negativa costumbre, sobre todo de las mujeres, de quitarse años, de mentir cuando alguien les pregunta su verdadera edad. De ahí también la proliferación de clínicas de cirugía plástica e institutos de belleza, que ofrecen a sus clientes la posibilidad de parecer más jóvenes de lo que son. Dietas obsesivas, cirugía, masajes, medicamentos,  productos de belleza, etc., forman parte de una verdadera obsesión de algunas personas por ocultar el paso del tiempo.    Los que están a favor de estas prácticas, suelen argumentar que el hecho de que una mujer, por ejemplo, se vea más hermosa y rejuvenecida gracias a ellas, es bueno, porque hará que su estado de ánimo mejore. Esto efectivamente es cierto en algunos casos,  pero a lo que hay que ir es a la raíz del problema. De lo que se trata es de conseguir que esa mujer no necesite verse más joven y bella para sentirse bien. Si tuviese la formación necesaria a nivel interior, si hubiese aprendido a valorar su verdadera identidad, si su autoestima y la confianza en sí misma fuesen poderosas, lo que menos le preocuparía es tener un aspecto físico acorde con su edad. Una vez más vemos que el remedio no está fuera, sino dentro. Es en nuestro interior donde podremos generar lo positivo o lo negativo, donde podremos ser más felices o más infelices. Aprende a sentirte orgulloso de cómo eres, a cualquier edad, que cada período de nuestra vida es importante y tiene su propio encanto. No es mejor la niñez que la edad madura, todo depende de cómo se vivan estas dos etapas, de cuál sea la actitud ante ellas. La persona positiva sabe vivir con plenitud cada edad, porque sabe encontrar en cada una de ellas lo que necesita para crecer. Sé tu mismo siempre, y olvídate de la opinión ajena, no dejes que las opiniones negativas de los demás respecto a la edad, te influyan. Si la nieve de los años ya se ha instalado en tus cabellos,  si las arrugas han endurecido tu rostro,  da gracias a Dios por todo el tiempo que has vivido,  porque has podido hacer tu misión a lo largo de muchos años. No te olvides que son muchos los que abandonan el plano físico sin haber hecho todo lo que tenían que hacer.